Salió del mar durante la mañana, días atrás.
Generalmente cuando un lobo marino u otro animal de similar especie sale a la costa los entendidos en el tema aseguran que está en sus últimos instantes de vida, pero nadie sospechaba que uno de ellos pudiera trasladarse más de 600 metros por calles miramarenses, situación que alertó a las fuerzas de seguridad y un grupo de vecinos que realizaron un enorme esfuerzo para que el “intruso” sobrellevara de la mejor manera ese angustiante panorama.
Todo comenzó a las 7:30, cuando personal de Guardia Urbana, observó la salida de este espécimen de “1 pelo”, por el sector de la escollera lindante a la avenida 23.
Allí constataron que el lobo se encontraba algo desorientado y eligió retornar a su hábitat natural. De todas maneras, la odisea no concluyó ya que media hora después volvió a la superficie para comenzar a trasladarse por la zona del muelle de pescadores.
En su larga recorrida, pese a su considerable tamaño, peso y las dificultades para movilizarse, fue atacado por un grupo de perros pero logró defenderse, mientras los vecinos observaban impávidos.
Ante esta apremiante situación logró refugiárselo en el parque de una casa pero no aguantó el cautiverio y comenzó a caminar por la avenida 37 con destino a la 12, custodiado ya por miembros de Prefectura Naval, empleados del Corralón Municipal, la propia Guardia Urbana y varias personas que colaboraron para hacer más placentera la estadía del lobo marino en un terreno desconocido.
A medida que transcurrían los minutos un nutrido grupo de gente fue acercándose al lugar con máquinas de fotos y cámaras de video para dejar registrado este insólito suceso.
Cuando ya la situación parecía más controlada, se apersonó un integrante de la Fundación Aquarium, que pese a encontrarse de vacaciones fue informado de la situación por un ciudadano local. Posteriormente se hicieron presentes en ese lugar, otros dos miembros de esta institución y junto a empleados municipales, primeramente maniataron al lobo marino para introducirlo en la caja de un camión recolector de residuos y trasladarlo a una playa apropiada donde definitivamente – alrededor de las 13:30 -, pudieron lograr empujarlo al mar, cerca de un parador ecológico ubicado en la zona del vivero dunícola “Florentino Ameghino”
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