Fue presentada públicamente por los miembros de la Asociación de Amigos del Museo Municipal Punta Hermengo de nuestra ciudad.
Un interesante hallazgo paleontológico local, tuvo gran repercusión en distintos medios de comunicación de Argentina y del mundo, a partir de la presentación en el boletín paleontológico “Paleo” donde se publico la noticia días atrás.
Esta enorme madriguera o refugio, es conocida paleontologicamente como “paleocueva”. Por lo general siempre los investigadores encontraban pequeñas estructuras rellenas de sedimento atribuidas a roedores o armadillos prehistóricos. En esta ocasión, la sorpresa fue grande como el mismo descubrimiento. Se encontraron con una estructura biogenética que no fue cubierta totalmente por sedimento, y que no sufrió mayores modificaciones a lo largo de cientos de milenios.
Es que Mariano Magnussen Saffer, miembro de la Asociación de Amigos del museo miramarense, fue quien noto la existencia y origen de esta enorme madriguera que algún tiempo albergo animales que pesaban mas de una tonelada y media, tres metros de largo y dieta vegetariana. De inmediato se comenzaron los primeros estudios. “Debido a la antigüedad de los estratos de la zona que se hallan al norte de Miramar, la cueva pertenece al Pleistoceno, un período geológico que se inició hace unos dos millones de años y terminó hace diez mil años atrás, e inferimos de esta manera, que la cueva pertenecería a Scelidotherium, pues, las marcas de garras en techos y paredes de la misma reflejan su biomecánica y anatomía morfológica", dijo Daniel Boh, director del museo municipal.
Lo trascendental de esta paleocueva, es que se pudo ingresar a una de las cámaras principales, cuyo túnel tiene un diámetro de 1,90 metros, con secciones parcialmente cubiertas de sedimentos secundarios, con finas láminas de barro solidificado depositadas en sucesivas inundaciones, a lo largo de varios milenios.
A solo unos metros, se halla otra galería que se comunicaba a la superficie, y que solo quedo tapado por sedimento en su ingreso, preservando el interior como en su forma original. Los investigadores pudieron caminar de pie por esta corta galería, parcialmente erosionada, que se extiende por unos 10 metros y con un diámetro de 1,7 metros. Lo sorprendente fue la observación de las marcas de garras en los laterales y techos de ambas bifurcaciones, de las cuales se recuperaron varios moldes.
Los científicos suponen que, por las medidas que posee la cueva y las características marcas de excavación, la madriguera fue realizado por un Milodontino, posiblemente del género Scelidotherium s.p, un extinto perezoso prehistórico de gran tamaño, y común en el registro fosilífero de la región pampeana, con el propósito de refugio, cuidado de ejemplares juveniles o mantener el control sobre la temperatura y humedad de sus cuerpos. Pero también sirvió como refugio de un carnívoro, pues se observaron una pequeña acumulación de huesos mordidos.
El hallazgo podría aportar nuevos datos sobre las condiciones climáticas en el momento en que fue construida y también los datos anatómicos del animal que la excavó, es otra manera de conocer como vivían estos animales, cuya información no puede ser recuperada de sus grandes huesos.
Un hecho curioso y ligeramente relacionado, fue el descubrimiento de otra paleocueva en 2004 (pero sin estructura interna), cuyo techo había colapsado. De su interior el personal del museo miramarense recupero un esqueleto de 3 metros de largo de Scelidotherium leptocephalum, seguramente de una hembra adulta, abrazando su pequeña cría. Parte de este material se halla en exhibición.
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