Se trata de un resto de vampiro de gran porte, del Pleistoceno.
Investigadores locales lograron recuperar la rama mandibular de un vampiro del interior de una madriguera de un perezoso gigante que vivió hace unos 100 mil años, cerca de Miramar.
El resto fósil fue presentado recientemente a la comunidad científica internacional, atribuido a un vampiro extinto, de tamaño mayor de los conocidos hasta el presente, en sedimentos del Pleistoceno, en las inmediaciones del arroyo La Ballenera.
Vale saber que los vampiros en la actualidad, son mamíferos que solo viven solo en América, perteneciente a la familia de los desmodóntidos, conocidos por alimentarse de sangre de animales, o sea, son hematófagos. Constituye una variedad de murciélagos, que incluye a solo tres especies vivientes, como el vampiro común (Desmodus rotundus), vampiro de alas blancas (Diaemus youngi), y el vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata).
"Son la única familia de murciélagos en el mundo, que despierta curiosidad a partir de las leyendas del conde Drácula. Pero en realidad son animales pacíficos que se alimentan de sangre de animales, y a veces de humanos, por unos breves minutos sin generar molestias, tal es así, que sus falsas víctimas ni lo presienten. Lo único malo, es que pueden transmitir rabia u otras enfermedades si están infectados. Seguramente, sus representantes prehistóricos tenían comportamientos similares", argumenta Mariano Magnussen, del Laboratorio Paleontológico del Museo de Ciencias Naturales de Miramar e investigador de la Fundación Azara, donde se resguarda el nuevo espécimen.
La rama mandibular del vampiro fue identificada como Desmodus draculae, especie encontrada por primera vez en Venezuela en 1988, la cual, alude al fantasmal personaje de ficción. Este espécimen vivió en el Cuaternario de América, y tuvo un tamaño 30 por ciento mayor que el vampiro común (Desmodus rotundus).
"Lo de vampiro gigante es relativo, pues, su envergadura seria de dimensiones algo más grandes que las de un teclado de computadora, pero, significativamente mayor a sus representantes actuales", comento Santiago Brizuela, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, uno de los autores de la publicación en la revista de paleontología Ameghiniana, editada por la Asociación Paleontológica Argentina.
En el momento que vivió Desmodus draculae en el sudeste bonaerense, sobre lo que hoy es la costa atlántica de Argentina, la región estaba habitada por enormes perezosos gigantes, como el megaterio de unos 4,5 metros de altura, por manadas de elefantes sudamericanos extintos, mamíferos acorazados gigantes de más de 4 metros de largo y más de una tonelada de peso conocidos como gliptodontes, o por el emblemático tigre dientes de sable y muchas otras bestias, hoy totalmente extintos, cuyos fósiles pueden encontrarse en el museo miramarense.
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