El caso de Garrós es un ejemplo de como saldremos diferentes de esta crisis, en esta oportunidad, con una mirada alentadora.
Decir Casa Garrós es transportarse a la 9 de Julio y adentrarse en uno de los negocios más reconocidos de Miramar. El bazar abrió sus puertas en 1960 y desde 1999 está en manos de Victoria Garrós que en los últimos años logró darle una impronta muy especial que lo convirtió en un local de referencia en materia de regalería, bazar y decoración.
Luego de un verano que fue muy bueno para la mayoría de los comerciantes locales, las sonrisas se empañaron con la pandemia y el decreto de aislamiento social que nos obligó a permanecer en casa. Esta situación afectó severamente la economía del país y Miramar no quedó aislada de este fenómeno. La situación no desalentó a Victoria, que con una energía impactante decidió atravesar la angustia y las preocupaciones de los primeros días y prefirió seguir adelante.
“Los primeros días del Aislamiento fueron feos, me paraba en el negocio, lo miraba y no sabía qué hacer” describe Garrós simulando la postura y tomándose la cara. Inmediatamente, dispara “Decidí que podíamos seguir por las redes, para que lo que nosotros vendemos pueda llegarle a la gente”. Con algunos consejos de su hermana Celeste y la experiencia adquirida en infinidad de ferias y congresos, Garrós potenció sus redes y comenzó a recibir pedidos, no solo de Miramar, sino de ciudades vecinas y de Buenos Aires.
Las publicaciones de Casa Garrós son tentadoras, están bien pensadas y tienen una estética cuidada. Eso es quizás unas de las claves del éxito que según nos explica Victoria no fue lo mismo que con el local abierto, pero le mostró una camino a seguir.
“Una vez que abramos vamos a continuar con la venta por internet, vamos a tener dos negocios” comenta y recorre con la vista los pasillos vacíos de su local. “La semana próxima voy a tener reuniones para mejorar lo que estamos haciendo de manera digital” comenta entusiasmada.
Como muchos emprendedores y comerciantes, Victoria se repuso a la adversidad y buscó soluciones. Ella misma realizó un protocolo para la apertura del local y lo presentó en el Municipio. Un empuje necesario y un temple que debe contagiar para que la reactivación ayude a que el impacto de la pandemia no sea más duro que lo que podemos vislumbrar.
Nos interesan tus comentarios