La temporada muestra buenas perspectivas y un febrero prometedor.
Luego de un fin de semana muy particular, con los festejos de fin de año y una ocupación que superó las expectativas, la temporada comienza a rodar con un ritmo que se diferencia de otros años.
Los hábitos de los turistas varían constantemente y este verano muestra una nueva característica que tiene matices del año pasado. Esto es que los veraneantes definen a último momento sus días de descanso, dependiendo del clima y otras circunstancias que vuelven algo imprevisto el curso del verano. Los tiempos de permanencia en la ciudad se han acortado y muchos visitantes llegan a nuestras playas por 4 o 5 días, a excepción de propietarios que aprovechan por más tiempo sus casas y departamentos.
En los primeros días del año nos encontramos con niveles de reservas que rondan el 70% en Cabañas y entre el 60 y 50% en aparts y hotelería. Esta situación hace que algunos viajeros lleguen con sus valijas y busquen alojamiento sin previa reserva, algo que parece arriesgado pero se debe a que la toma de decisiones cambia por disponibilidad de días de recreación, cuestiones económicas o simple improvisación.
La ciudad toma color y se mueve alrededor de días de playa y el disfrute de actividades culturales y deportivas que nutren el calendario turístico. Por lo que todavía falta camino por recorrer ya que las reservas se incrementan para la segunda quincena de Enero y una primer quincena de Febrero que al parecer sorprenderá a vecinos y visitantes.
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